A un dia del inicio oficial de la campaña electoral la comidilla informativa-tertuliana parece estar volcada en las agresiones (o presuntas agresiones) sufridas por las tres 'marias' : Maria San Gil (PP), Rosa Díez (UPyD) y Dolors Nadal (PP). Y digo 'presuntas' porque, exceptuando el acto de Santiago de Compostela donde las cosas podían haber pasado a mayores, no me dió la impresión que la catalana fuera agredida físicamente ni la vasca en Madrid fuera zarandeada o cosa por el estilo.
Diran que hay otro tipo de agresiones, las verbales. Y éstas, si se produjeron. Aunque, personalmente, también yo me siento agredido en ese sentido cada vez que un dirigente del PP abre la boquita.
Diran que, suerte a la presencia de guardaespaldas, la cosa no fue a más. Y creo que es precisamente la actitud peliculera de éstos, sus empujones y estirones lo que acaba por encrespar los nervios de los manifestantes, que más allá de mostrar sus pancartas y banderas y proclamar sus consignas, se ven envueltos en un 'si tu me empujas yo te empujo' para acabar corriendo unos tras los otros.
Se ha dicho que las 'agresiones' eran de tono machista e incluso misógeno. A mi parecer los/las manifestantes iban a dejar expresamente clara su disconformidad con las ideologías que estas '3 pseudoconferenciantes' han estado expresando en los últimos tiempos. Ellas, que estan acostumbradas a que las alaguen en sus corrillos, donde tiene libertad para vomitar odio y rencor, cuando salen de su gallinero se topan, como en este caso, a una parte de la juventud (ínfima si se quiere) que se les pone en frente y les dice a la cara aquello del 'No pasaran' (con distintas connotaciones en Madrid, Barcelona y Santiago.
No voy ni quiero hacer apología de estos actos. No deseo que a cada político (sea cual sea el color que procese) le siga una turba que muestre su descontento con gritos e insultos.
Pero... ay, amigo !. Rápidamente han intentado darle el mayor eco para exagerar los sucesos y acrecentar así su victimismo ante los ojos de la gente. Ellas, que van proclamando su deseo de recortar libertades alcanzadas en temas sociales (matrimonio y adopción por parte de gays- educación de la ciudadania), que quieren volver a centralizar el poder en el Estado en contra de las autonomías (retomar competencias sobre la lengua-eliminación cupo vasco), que niegan a su vez la libertad de expresión y asociación a aquellos que no piensan como ellas y no creen en su democracia (abertzales).
Ahora, ellas, llaman fascistas a los que militan en el antifascismo.
Ahora, ellas, quieren presentarse ante la sociedad como si de las nuevas 'Juanas de arco' se tratara. El tiempo dará y quitará razones.
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